Necesitamos más abuelos scouts
He tenido la oportunidad de visitar y convivir con varias
comunidades mayas de mi país, Guatemala. Me maravilla cómo mantienen y
transmiten “la costumbre de los abuelos”, esa forma de ser, de ver la vida, de
convivir en comunidad, de vivir en familia, de conservar del lenguaje, la forma
de cocinar y comer, así como la forma de relacionarse con los adultos, los
niños y, especialmente, con los ancianos.
Recuerdo, un domingo, haber visto a un grupo de niños y
jóvenes jugar fútbol frente al atrio de la iglesia de un pueblo del altiplano,
celebrando los goles con entusiasmo. Sin embargo, en el momento en que pasaron
algunos ancianos que salían de misa, los muchachos detuvieron el juego, se
quitaron las gorras y saludaron a los abuelos con el máximo respeto. Los
ancianos respondieron con un gesto de aprobación y dijeron, “buenas tardes
patojos”.
En las comunidades, los abuelos son los que transmiten la
sabiduría heredada de sus propios abuelos y la suya propia, cosechada a lo
largo de sus vidas. Constituyen el eje y el corazón de estas comunidades,
siendo aquellos que continúan vistiendo los atuendos tradicionales, bendiciendo
a las parejas recién casadas, impartiendo castigos a quienes no siguen "la
costumbre" y siendo los jueces sabios que son consultados cuando alguien
en la comunidad tiene una dificultad.
Son los abuelos quienes convocan a la comunidad a su
alrededor, siendo el vínculo que fortalece la identidad colectiva. Cohesionan a
la comunidad, mantienen vivo el pasado, arraigan a las personas a su tierra y
transmiten la sabiduría acumulada a lo largo de siglos. Los jóvenes reconocen
que su identidad no surge de la nada, sino que es el resultado de la
contribución de innumerables hombres y mujeres cuya influencia y ADN perdura en
la vida de su pueblo.
Una comunidad que no echa raíces se encuentra a la deriva,
una comunidad en contacto con su identidad sabe de dónde viene, conserva vivos
los tesoros del pasado y sabe hacia dónde se dirige, sabe que la participación
de cada uno de sus miembros enriquece la vida de todos, comprende que no todo
pasado fue mejor, al igual que no todo lo nuevo es necesariamente mejor. Ha
aprendido que lo verdaderamente tangible es el presente, el hoy.
¿Qué está sucediendo con nuestros abuelos scouts? ¿Qué pasa
con sus vivencias, historias, experiencias, aventuras y el conocimiento y
sabiduría scout que han acumulado a lo largo de los años sirviendo a los muchachos?
Estos son tesoros que, en muchos casos, se quedarán como recuerdos silenciosos
guardados en el corazón de un viejo lobo. Esas historias irán desvaneciendo, historias
de campamentos, caminatas, ceremonias, tropiezos y caídas.
Es muy importante que escuchemos a los “abuelos scouts”,
por qué no invitarlos a participar en nuestras actividades, a lo mejor no cómo
dirigentes, pero sí, como un “abuelo scout”, un auténtico “Guardián de
Leyendas”. Que se reúnan con la manada y les cuenten las aventuras de
Mowgli y el viejo Baloo, que le cuenten a la tropa cómo tenían su “rincón de
patrulla” y cómo el guía les comunicaba, a través de claves, toda la
información para el campamento de la siguiente semana. Que compartan con el
clan, la vez que su jefe los sorprendió en un baile después del fogón a medianoche
del campamento.
No te dejes atrapar por la forma de pensar del mundo actual.
No subestimes la sabiduría y la experiencia de los viejos scouts. Dales un
lugar en tus actividades, intégralos nuevamente a las reuniones de los sábados.
Permíteles usar su uniforme, sombrero y pañoleta scout una vez más, y que
entonen las canciones como lo hicieron en el pasado. Recuerda que algún día,
cuando tú seas mayor, alguien deseará escuchar tus propias historias.
Has pensado qué pasará con tus historias, con todas tus
aventuras, caminatas, campamentos y chapuzones en el río, ¿también se irán
contigo? o las habrás contado y se habrán vuelto parte del conocimiento scout popular.
¿Las quieres compartir?
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