Cambiando la perspectiva: De la rutina a la gratitud diaria
Cambiando la perspectiva: de la rutina a la gratitud diaria
Empieza el día con un amanecer temprano, tengo que salir a hacer algunas cosas desde la mañana, entro a la ducha y, como cosa muy rara, prendo la radio, ya todo lo que escucho normalmente está en Spotify, en el instante en que empieza a caer el agua calentita sobre mí, el locutor cuenta una historia muy divertida y chistosa, la que, como cosa rara, hace que empiece a reír a carcajadas y mientras me enjabonaba no podía parar de reír.
Tras
salir de la ducha, me sorprendió la inusual calidez de una mañana de enero, que
no coincidía con el frío habitual de estos amaneceres. Me enfundo en una
camiseta de tela suave, ya que tengo una rasquiña a los textiles ásperos y
rasposos. Con el toque perfecto de mi perfume favorito, me siento listo para
enfrentar el día con frescura y fragancia. Voy a desayunar, un café, exactamente
como a mí me gusta y un pan tostado en su punto justo.
Salgo al
jardín y el canto de un pajarito me acompaña desde la puerta hasta la salida.
Enciendo el carro, pongo la música y empieza a sonar la canción de “Don´t go
breaking my heart” de Elton John y Kiki Dee, la empiezo a cantar, según el
resumen que me dio Spotify, está entre las 3 canciones que más escucho. Salgo
con el carro y llego a una calle muy transitada donde debo incorporarme, es tan complicada porque van los carros uno detrás de otro muy
lentito, si es que avanzan, pero, cuando llego a la esquina, un señor, con la
ventana abajo me hace la seña de que puedo pasar, es increíble, en medio del
tráfico endemoniado de un lunes a las 7:15 de la mañana, un buen samaritano me
dio el paso.
La
sorpresa de este acto de amabilidad resonó en mí, transformando mi perspectiva.
Aunque el día no continuó siendo tan positivo como al principio, decidí seguir
cantando y sonriendo a quienes me rodeaban. Esa pequeña muestra de bondad fue
suficiente para hacer de ese día un precioso instante de felicidad genuina.
Según
los expertos, esta época del año suele ser una de las más complicadas para el
ánimo, ya que marca el fin de una temporada llena de colores vibrantes, música
festiva en las tiendas, intercambio de regalos y reuniones con familiares y
amigos. El contraste entre la efervescencia de esos momentos y la transición a
la rutina cotidiana puede dar lugar a sentimientos de depresión y bajones
emocionales.
Resulta
sorprendente cómo pequeñas cosas, como los destellos de felicidad
proporcionados por estas experiencias, tienen un impacto significativo en
nuestro estado de ánimo y en nuestra calidad de vida. La ausencia de estos
pequeños placeres postfestivos puede afectar la percepción general,
recordándonos la importancia de encontrar alegría en las pequeñas cosas
cotidianas y de cuidar nuestra salud mental durante esta transición.
Facundo Cabral, el gran cantor, afirmaba: "No estás deprimido, estás distraído". Qué razón tenía. Si tan solo estuviéramos más receptivos a los pequeños regalos que la vida nos ofrece, esas cosas diminutas que pueden pasar desapercibidas.
Recuerdo una tarde especial, sentado en el parque frente a mi
casa, donde presencié el sorprendente espectáculo de cuatro colibrís volando
juntos. Normalmente, podría haber pasado por alto este hermoso acontecimiento,
pero esa tarde se convirtió en algo extraordinario. Compartí la maravilla de
esos cuatro colibrís con todos aquellos con los que hablé, como prestar
atención a los detalles puede transformar una tarde común en algo realmente
asombroso.
Te
planteo un desafío: elige cualquier día y comienza a ver las cosas buenas que
te suceden. Desde el simple acto de ponerte de pie al despertar, la
sensación de caminar, la suavidad de las pantuflas, el placer de hacer pipí por
la mañana, los aromas del champú y tu perfume, hasta la sonrisa o la mala cara
de los que viven contigo. Sé consciente de cada experiencia y descubrirás que
hay muchísimas razones para ser feliz y, sobre todo, muchas cosas por las
cuales sentir gratitud. ¿Qué te parece comenzar un día entonando junto a
Violeta Parra: "Gracias a la vida, que me ha dado tanto..."?
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